14 Jun
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En Mental Care Colombia, reconocemos que el acceso al conocimiento tecnológico es una herramienta poderosa para empoderar a los jóvenes migrantes y promover su bienestar integral. Por eso, ofrecemos clases de programación básica diseñadas especialmente para adolescentes en contextos de movilidad humana, brindando no solo habilidades técnicas, sino también contención emocional, acompañamiento y sentido de propósito.

Durante las clases, los y las jóvenes aprenden los fundamentos de la programación desde un enfoque práctico, creativo y accesible. Usamos lenguajes como Scratch, HTML y Python, dependiendo del grupo, y trabajamos en pequeños proyectos que estimulan la lógica, la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la expresión digital. Pero más allá del código, lo que construimos es confianza: en sus capacidades, en sus ideas y en su derecho a imaginar un futuro posible.


Estas clases también funcionan como espacios terapéuticos indirectos, ya que fomentan la concentración, reducen los niveles de ansiedad, fortalecen la autoestima y permiten canalizar la energía emocional en procesos constructivos. Al sentirse parte de una comunidad que aprende junta, los adolescentes experimentan un sentido de pertenencia, vital en procesos migratorios donde muchas veces hay rupturas familiares, culturales o escolares.

Además, el aprendizaje de herramientas digitales amplía sus oportunidades educativas y laborales a futuro, preparándolos para un mundo cada vez más tecnológico, donde estas habilidades son altamente valoradas. Muchos descubren en la programación una pasión, una vocación o una salida creativa para expresar sus emociones, contar sus historias o construir soluciones para sus comunidades.

Nuestro enfoque es inclusivo, lúdico y humano. Integramos momentos de conversación, trabajo en equipo, autorreflexión y exploración emocional. Las clases están facilitadas por personas con formación en tecnología, pedagogía y salud mental, lo que permite abordar los procesos de aprendizaje de forma integral y sensible a las experiencias de vida de cada joven.

Al final, lo que sembramos en cada clase no es solo conocimiento técnico, sino semillas de autonomía, resiliencia y esperanza. Enseñar programación es también enseñar que pueden construir, transformar y liderar su propio camino, desde donde están, con lo que tienen y con quienes los rodean. ejemplo

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